El viento sopla en diferentes direcciones debido a las variaciones de presión atmosférica y a los fenómenos meteorológicos locales que influencian el movimiento del aire.
El aire siempre se mueve de zonas donde la presión es alta hacia aquellas donde es baja, como si la naturaleza quisiera equilibrar las cosas. Concretamente, cuando el aire se calienta en un lugar, sube en altitud porque es más ligero, creando una zona de baja presión en el suelo, como un vacío que llenar. Por el contrario, el aire más fresco y más pesado crea una zona de alta presión que empuja al aire a moverse hacia esas zonas menos densas. Este movimiento de aire entre las diferencias de presión es lo que simplemente llamamos viento. Cuanto mayor sea la diferencia de presión, más fuerte será el viento. Es exactamente como el aire que escapa bruscamente de un globo inflado tan pronto como se abre. No hay misterio: el viento siempre comienza por estas diferencias de presión.
Nuestra Tierra gira continuamente: eso cambia totalmente la situación en el movimiento de las masas de aire. A causa de eso, los vientos no soplan en línea recta del calor al frío ni de las altas presiones a las bajas presiones: están desviados. Aquí entra en juego el efecto Coriolis, una especie de fuerza aparente que hace que el aire gire hacia la derecha en el hemisferio Norte y hacia la izquierda en el hemisferio Sur. Resultado: vórtices atmosféricos, grandes bucles de aire, depresiones y tormentas que giran en una dirección muy específica según el lugar en el que nos encontremos en el planeta. Por eso, según nuestra latitud, los vientos soplan con orientaciones diferentes.
Las montañas y los valles actúan como verdaderas barreras naturales para el viento. Cuando una masa de aire se encuentra con una montaña, se ve obligada a ascender, lo que enfría el aire, crea nubes y modifica totalmente su ruta inicial. Por el contrario, en los valles, el aire frío a menudo se concentra durante la noche y desciende, provocando una corriente descendente llamada brisa de pendiente. Las costas marítimas tampoco escapan a esto, formando vientos específicos según la diferencia de temperatura entre tierra y mar, como la famosa brisa marina. Incluso los bosques influyen ligeramente en la velocidad y dirección del viento al ralentizar su paso y provocar remolinos localizados.
El viento cambia de dirección debido a la diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Durante el día, el sol calienta rápidamente la superficie terrestre, el aire caliente y más ligero asciende rápidamente a gran altura. Como resultado, el aire frío de los alrededores rápidamente llena este vacío, creando una brisa dirigida hacia la tierra llamada brisa marina. Por el contrario, por la noche, sin sol, la tierra se enfría más rápido que el agua. El aire sobre la tierra se vuelve rápidamente frío y denso, y luego se desliza hacia el mar donde el aire permanece ligeramente caliente: es una brisa terrestre. Por eso, en las costas, a menudo sientes el viento cambiar bruscamente de dirección una vez que cae la noche. Estos movimientos regulares entre tierra y mar causan una buena parte de las variaciones locales del viento.
Los océanos intercambian constantemente calor y humedad con la atmósfera, un verdadero ir y venir que moldea considerablemente el clima global. Cuando el océano está caliente, calienta el aire justo encima. Este aire caliente asciende, se enfría y forma nubes, lo que provoca vientos marinos característicos. Por el contrario, cuando una masa oceánica se enfría, refresca el aire adyacente que se vuelve más denso y desciende, afectando así los movimientos atmosféricos locales. Estos intercambios influyen claramente en fenómenos atmosféricos como tormentas y ciclones, pero también en ciclos de mayor escala como El Niño o La Niña. Tales fenómenos perturban temporal pero francamente los vientos dominantes en buena parte del globo.
En Júpiter, los vientos pueden alcanzar hasta 600 km/h debido a las enormes diferencias de presión atmosférica y a la ausencia de relieve que frene su circulación.
El efecto Coriolis, causado por la rotación de la Tierra, desvía los vientos hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur, por eso las trayectorias de los ciclones difieren según el hemisferio.
La "brisa térmica" que sopla durante el día entre el mar y la tierra cambia de dirección por la noche, creando así una alternancia diaria fácilmente perceptible en las costas: es el fenómeno de la brisa marina y la brisa terrestre.
Las aerogeneradores modernos pueden ajustar su ángulo automáticamente según la dirección del viento gracias a sensores sofisticados, optimizando así la producción de electricidad.
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Question 1/5