Plutón ya no se considera un planeta desde 2006 porque no cumple con el tercer criterio de la Unión Astronómica Internacional: no ha 'limpiado' su órbita de otros desechos. Ahora está clasificada como un planeta enano.
Plutón fue descubierto en 1930 por el astrónomo estadounidense Clyde Tombaugh. En ese momento, era el noveno planeta, justo después de Neptuno, en los confines del Sistema Solar. Pequeño, helado y lejano del Sol, sin embargo, rápidamente encontró su lugar en la cultura popular como el último planeta del sistema solar. Durante décadas, todo el mundo lo consideró un planeta en sí mismo, aunque ya parecía un poco diferente de los demás, especialmente por su tamaño y su órbita particularmente inclinada y elíptica. Su descubrimiento había respondido inicialmente a la búsqueda de un misterioso "Planeta X", que se suponía influía en la órbita de Neptuno, pero al final resultó que Plutón era demasiado pequeño para producir ese efecto.
En 2006, la Unión Astronómica Internacional (UAI) estableció tres criterios precisos para distinguir un planeta. Primero, el objeto debe orbitar alrededor del Sol. Luego, debe tener una masa suficiente para adoptar una forma aproximadamente redonda gracias a su propia gravedad (esto se llama equilibrio hidrostático). Último punto importante: el planeta debe haber "limpiado" su vecindario orbital, en otras palabras, debe haberse convertido en el objeto dominante de su zona, sin ser perturbado por muchos otros cuerpos celestes que compartan su órbita. Este tercer punto, bastante delicado, fue el que cambió las reglas del juego para Plutón.
En agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (UAI), autoridad reconocida para dar nombres y definir los objetos celestes, se reunió en Praga para finalmente resolver la cuestión: ¿Es Plutón un verdadero planeta o no? Después de animadas discusiones entre astrónomos, establecieron tres criterios claros para ser un planeta: orbitar alrededor del Sol, tener una forma casi redonda y, sobre todo, haber "limpiado" su órbita. Resultado: Plutón cumple con los dos primeros criterios, pero falla estrepitosamente en la última prueba. Su órbita se encuentra en una zona llena de otros objetos similares, la famosa cinturón de Kuiper, que nunca ha "limpiado" realmente. Por lo tanto, Plutón ha perdido su estatus oficial de planeta para convertirse en un planeta enano, un nuevo término creado para esta ocasión para designar estos objetos celestes a medio camino entre los planetas clásicos y los pequeños cuerpos solares.
Plutón ya no se considera un planeta en el sentido estricto, ya que no cumple con uno de los tres criterios establecidos en 2006 por la Unión Astronómica Internacional. Orbita alrededor del Sol y tiene una forma casi redonda gracias a su propia gravedad, no hay problema hasta ahí. Sin embargo, Plutón no ha logrado limpiar lo suficiente su órbita: no ha eliminado ni absorbido todos los objetos espaciales que rondan cerca de ella. Su región está llena de cuerpos celestes comparables, agrupados en lo que se llama el cinturón de Kuiper. Debido a esto, Plutón ahora se clasifica como un planeta enano, junto con otros pequeños compañeros como Éris y Haumea.
La reclasificación de Plutón ha desencadenado reacciones intensas en todo el mundo, y no solo entre los astrónomos. Muchas personas han expresado su apego sentimental a Plutón con lemas humorísticos como "¡Plutón, siempre te queremos!" o campañas irónicas: "¡Devuélvanos el noveno planeta!". Incluso han circulado peticiones para defender al pobre pequeño astro, demostrando su estatus particular en la imaginación popular. Series de televisión y dibujos animados como Los Simpson se han burlado amablemente de esta degradación, mostrando cuánto esta decisión científica ha impactado más allá de los círculos académicos.
La planeta enana Plutón posee cinco lunas conocidas: Caronte, Estigia, Nix, Cerbero e Hidra. Sorprendentemente, Plutón y su luna más grande, Caronte, orbitan entre sí, formando así una especie de doble planeta llamado 'sistema binario'.
Plutón tarda aproximadamente 248 años terrestres en completar una revolución alrededor del Sol. Desde su descubrimiento en 1930, Plutón aún no ha completado una sola órbita completa alrededor del Sol.
Aunque Plutón ya no se clasifica como un planeta, sigue siendo el objeto más grande conocido del cinturón de Kuiper, una vasta región de objetos helados en los confines de nuestro sistema solar.
Algunos otros planetas enanos, como Eris, descubierto en 2005, han estado en el centro del debate astronómico que llevó a la degradación de Plutón en 2006. Eris es incluso ligeramente más masivo que Plutón.
Esto sigue siendo poco probable en el inmediato. Sería necesario que la Unión Astronómica Internacional (UAI) modificara sus criterios actuales que definen el estatus de planeta. Para ello, sería necesario adoptar nuevos parámetros o revisar la interpretación actual del criterio de 'limpieza orbital'.
¡Sí! Plutón ahora está clasificada como un planeta enano, una categoría que incluye otros objetos similares como Eris, Haumea, Makemake y Ceres. Estos cuerpos orbitan alrededor del Sol, son esféricos debido a su propia gravedad, pero no cumplen completamente con el criterio de limpieza orbital necesario para ser calificados como planetas principales.
El principal argumento se refiere al nuevo criterio introducido por la UAI en 2006, según el cual un planeta debe haber limpiado su vecindario orbital. Plutón comparte su órbita con varios otros objetos transneptunianos y, por lo tanto, no cumple con esta condición.
Sí, esta reclasificación ha alentado a los astrónomos a estudiar más precisamente el Cinturón de Kuiper y los objetos transneptunianos similares a Plutón. Esto ha refinado nuestro conocimiento sobre la composición, el origen y la dinámica de esta parte lejana del sistema solar.
La decisión de la UAI ha suscitado debates apasionados. Mientras que muchos han apoyado esta decisión basada en criterios científicos precisos, algunos astrónomos e instituciones han expresado su desacuerdo y nostalgia por el estatus tradicional de Plutón. Este debate también se refleja en las reacciones culturales y mediáticas de la sociedad, creando así un interés creciente por la astronomía.
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