Algunos paisajes desérticos están cubiertos de sal porque las condiciones climáticas extremadamente áridas provocan una importante evaporación del agua de los suelos, dejando depósitos de sales minerales.
Cuando el agua fluye en las regiones desérticas, arrastra consigo diversos sales minerales provenientes de los suelos y las rocas. Al llegar a una cuenca donde no puede escapar, esta agua rica en sales se estanca bajo un sol potente. Evidentemente, en estas regiones cálidas, la evaporación es muy rápida. Y aquí es donde se vuelve interesante: solo el agua pura se evapora, dejando atrás todos esos minerales disueltos. Poco a poco, a medida que el agua desaparece, las sales comienzan a volverse más concentradas, hasta formar una corteza salina en la superficie. Al final, tras numerosos ciclos de evaporación, estas capas se hacen bastante gruesas, creando esas vastas extensiones blancas características que a veces se llaman desiertos de sal.
Los paisajes desérticos salinos suelen provenir de rocas ricas en sal presentes en el subsuelo. Cuando los acuíferos atraviesan estas capas de roca, disuelven parte de los minerales, especialmente las sales disueltas. Luego, el agua asciende a la superficie por capilaridad o brota en algunos lugares como manantiales poco profundos. Una vez al aire libre, el calor y el sol del desierto evaporan rápidamente el agua, dejando únicamente estos cristales de sal acumulados en la superficie. La estructura geológica del subsuelo, como la presencia de rocas evaporíticas de millones de años o antiguos fondos marinos ricos en sedimentos salinos, juega, por tanto, un papel esencial en la formación y permanencia de estos paisajes particulares.
El clima desértico juega un papel esencial porque es principalmente caliente y muy seco. Esto significa que el agua que se acumula tras escasas lluvias o inundaciones temporales desaparece rápidamente por evaporación. Y cuando el agua se evapora, deja atrás todas las sales minerales disueltas, que comienzan a cristalizarse en el suelo desecado. Como las lluvias son escasas y casi no hay infiltración, la concentración de sal aumenta progresivamente, formando las costras blancas típicas y reconocibles desde muy lejos. Además, la alternancia entre los días torridos y las noches frescas acelera los ciclos de evaporación-cristalización, facilitando aún más la acumulación de sal en la superficie. Es un cóctel perfecto para cubrir ciertos desiertos con una hermosa capa salina.
Una depresión cerrada es una especie de cuenca natural sin acceso al mar. El agua que se acumula allí no puede fluir hacia otro lugar y termina desapareciendo únicamente por evaporación. Y como la sal disuelta no se evapora con el agua, queda atrapada, lo que concentra progresivamente los minerales. Resultado: los cristales de sal comienzan a recubrir el fondo, formando con el tiempo una verdadera costra salina llamada costra de sal. Cuanto más profunda y cerrada es la depresión, más intensa es la evaporación y más espectacular se vuelve la acumulación de sal. Estos lugares a veces se convierten en impresionantes llanuras salinas, como los salars de América del Sur o los chotts de África del Norte.
El Salar de Uyuni en Bolivia es probablemente el desierto de sal más famoso y más grande del mundo. Inmensa extensión blanca, formada tras el secado progresivo de lagos prehistóricos, hoy es un impresionante sitio turístico y una reserva importante de litio. En Estados Unidos, el desierto de Bonneville Salt Flats, en Utah, es conocido por sus superficies planas y lisas; tan planas que se utilizan para probar vehículos a muy alta velocidad. En África, el Chott el-Jérid en Túnez es una vasta llanura salina espectacular donde el agua se evapora rápidamente, dejando atrás cristales de sal visibles hasta donde alcanza la vista. Irán también alberga desiertos salinos como el Dasht-e Kavir, con sus pantanos salinos de patrones casi artísticos, causados por la intensa evaporación del agua bajo un calor aplastante.
Algunos desiertos salinos son tan reflectantes que provocan una ilusión óptica de espejismo. Los paisajes lejanos parecen flotar en el aire, dando a los viajeros la impresión de una gran extensión de agua inexistente.
El desierto de sal de Bonneville, en Estados Unidos, es famoso por sus carreras de velocidad extrema. Su superficie extraordinariamente plana y dura permite que los vehículos alcancen velocidades récord, superando a veces los 1000 km/h.
El Mar Muerto, aunque no sea un desierto en sentido estricto, comparte muchas características con los paisajes desérticos salinos. Tiene una salinidad tan alta que se puede flotar con una facilidad sorprendente.
La sal preservada en estos desiertos puede contener pistas valiosas sobre la historia climática de nuestro planeta. Los científicos estudian estas formaciones para comprender mejor los cambios ambientales del pasado y anticipar las evoluciones futuras.
En algunos casos, sí. La salinización excesiva provoca la degradación de los suelos, comprometiendo así su fertilidad y reduciendo drásticamente la biodiversidad vegetal y animal.
No, ciertos microorganismos, algas, insectos y plantas específicamente adaptadas (llamadas halófitas) logran prosperar en estos entornos extremos, demostrando una admirable adaptación a condiciones muy salinas.
Principalmente, pero no únicamente. Aunque son comunes en los desiertos cálidos, también existen regiones frías y áridas como el desierto antártico, donde las sales también pueden precipitarse debido a condiciones climáticas extremas y a la evaporación muy lenta pero constante.
Sí, absolutamente, varios desiertos salinos en todo el mundo están sujetos a una extracción industrial de sal, litio u otros minerales, contribuyendo así a las economías locales y globales.
El clima desértico se caracteriza por una baja tasa de precipitaciones y una alta evaporación, lo que provoca la rápida evaporación de las aguas superficiales o subterráneas cargadas de sales minerales y conduce a la acumulación de cristales de sales en la superficie del suelo.
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