Algunos océanos brillan por la noche debido a un fenómeno llamado bioluminiscencia, causado por organismos marinos como el plancton y las medusas que producen luz gracias a reacciones químicas en sus cuerpos.
La bioluminiscencia marina es un fenómeno natural en el que ciertos organismos emiten luz gracias a reacciones químicas en su cuerpo. La mayoría vive en las profundidades oscuras del océano, donde producir su propia luz se vuelve muy útil. A menudo, utilizan este talento para atraer una presa, huir de un depredador o para seducir a su pareja. La luz producida puede ser azul, verde o a veces roja, pero generalmente es azul porque este color atraviesa mejor el agua. Este fenómeno espectacular hace que a veces el océano por la noche sea completamente mágico, con olas o estelas luminosas cuando se agita el agua.
Las estrellas indiscutibles de este fenómeno nocturno son diminutas pero fascinantes. Encabezando el cartel: el plancton. Entre ellos, los dinoflagelados brillan intensamente cuando se sienten agredidos o perturbados—una especie de grito luminoso para desorientar a sus enemigos. También se encuentran pequeños crustáceos como el krill, capaces de producir una luz azulada brillante para comunicarse o asustar a los depredadores. Y, por supuesto, algunos cefalópodos como los calamares y peces de las profundidades como el famoso pez linterna se unen a estos artistas luminosos para iluminar las noches oceánicas.
La luz azul-verde que ves en el océano proviene de una reacción química en las células de ciertos organismos. Concretamente, es el encuentro entre dos moléculas: una proteína llamada luciferina y una enzima llamada luciferasa. Cuando estas dos interactúan con oxígeno, la luciferina libera energía lumínica: este es el fenómeno de la bioluminiscencia. Esta reacción no produce calor, de ahí el nombre "luz fría". Cada especie marina tiene su propia versión de estas moléculas, lo que crea matices luminosos ligeramente diferentes.
La bioluminiscencia marina es más fácil de observar cuando las condiciones ambientales son favorables. Primero, la noche oscura sin luz artificial es ideal porque aumenta en gran medida el contraste de las pequeñas luces producidas por los organismos bioluminiscentes. Una ausencia de luna (especialmente durante la luna nueva) favorece en gran medida la observación, ya que incluso un ligero resplandor de luna puede ocultar el fenómeno luminoso. Un agua bien calma con pocas olas permite que la luz sea más nítida en la superficie, mientras que un mar agitado dispersa las luces y hace que la observación sea un poco más complicada. Finalmente, la densidad de los organismos bioluminiscentes, como el plancton luminoso, debe ser lo suficientemente alta para producir un verdadero espectáculo luminoso. Por eso, a menudo se pueden observar estos fenómenos espectaculares en aguas ricas en nutrientes, donde abunda el plancton.
Las actividades humanas influyen en la bioluminiscencia marina de diferentes maneras, a veces sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, la contaminación lumínica proveniente de las ciudades costeras perturba el ritmo natural de los organismos marinos bioluminiscentes, interfiriendo así en su comportamiento reproductivo o alimentario. Además, sustancias contaminantes como los productos químicos agrícolas o los metales pesados vertidos al mar pueden afectar directamente la capacidad luminosa de ciertos organismos al modificar su metabolismo. Incluso el movimiento generado por los barcos puede favorecer temporalmente la aparición de grandes espectáculos luminosos, estimulando la reacción de los microbios brillantes presentes en el agua, pero a largo plazo estas perturbaciones mecánicas repetidas también pueden alterar el equilibrio ecológico local esencial para este fenómeno natural fascinante.
En ciertos lugares específicos, como la bahía de Mosquito en Puerto Rico, este fenómeno lumínico es tan intenso que figura en el Libro Guinness de los Récords como una de las bahías más luminosas del mundo.
Algunos investigadores se inspiran en el fenómeno de la bioluminiscencia para desarrollar nuevos dispositivos médicos, por ejemplo, utilizando proteínas luminosas extraídas de organismos marinos en pruebas diagnósticas innovadoras.
Los organismos bioluminiscentes están presentes en casi todas las profundidades de los océanos. Sin embargo, en las profundidades abisales donde la luz solar nunca llega, cerca del 90% de los organismos marinos poseen esta capacidad luminosa.
Ciertos marineros solían utilizar la bioluminiscencia oceánica como un medio de navegación nocturna. La agitación de su embarcación hacía que las olas brillaran lo suficiente como para permitirles seguir un rumbo en la oscuridad.
Sí, las actividades humanas pueden influir en la bioluminiscencia. Los contaminantes químicos, las perturbaciones en los ecosistemas y la contaminación lumínica artificial modifican los hábitats marinos y pueden alterar la distribución y proliferación de los organismos bioluminiscentes, a veces reduciendo la intensidad y la frecuencia del fenómeno observable.
La observación óptima suele ocurrir en períodos cálidos durante noches oscuras sin luna y sin contaminación lumínica notable. La proliferación del fitoplancton, principal responsable del fenómeno, a menudo se ve favorecida por ciertas condiciones estacionales como temperaturas más benignas asociadas a condiciones marítimas y climáticas particulares.
Para fotografiar con éxito la bioluminiscencia marina, utiliza una cámara con alta sensibilidad ISO, un objetivo luminoso y una larga exposición en trípode. Colócate en un lugar oscuro sin iluminación artificial. Toma varias fotos de prueba para ajustar el tiempo de exposición y aumentar tus posibilidades de obtener una buena captura.
Aunque la bioluminiscencia se puede observar en numerosas regiones oceánicas del globo, ciertos lugares, como algunas playas tropicales o subtropicales, son especialmente conocidos por sus observaciones espectaculares. Esto depende, ante todo, de la concentración de organismos bioluminiscentes presentes y de las condiciones ambientales locales.
No, generalmente la bioluminiscencia marina es segura. Se produce principalmente por diminutos organismos no tóxicos, como ciertos planctones o microalgas. Sin embargo, se recomienda evitar ingerir agua de mar y asegurarse de no haber restricciones sanitarias locales respecto al baño.
Nadie ha respondido este cuestionario todavía, ¡sé el primero!' :-)
Question 1/5