Los teléfonos móviles emiten ondas porque utilizan señales electromagnéticas para comunicarse con las antenas repetidoras.
La comunicación inalámbrica consiste en transmitir información (voz, datos, imagen...) utilizando ondas electromagnéticas, en lugar de cables convencionales. En resumen, tu teléfono móvil convierte los sonidos de tu voz o tus mensajes escritos en señales eléctricas, que luego se transforman en ondas capaces de viajar por el aire. Estas ondas transportan la info hacia la antena repetidora más cercana. Al llegar, la antena recibe estas ondas, extrae la información que transportan y la envía al destinatario final (otro teléfono, por ejemplo). Todo depende de la capacidad de codificar y decodificar estas señales de manera rápida y eficiente, sin perder calidad. ¡Ya no hace falta un cable para hablar o navegar: las ondas hacen todo el trabajo!
Tu teléfono móvil utiliza ondas electromagnéticas, es decir, vibraciones eléctricas y magnéticas que viajan a la velocidad de la luz. Durante una llamada o un mensaje, tu voz o tu texto se transforma en una señal eléctrica. Esta señal se codifica y luego se transporta a través de una onda portadora, que se propaga en el aire gracias a la antena del teléfono. Cada teléfono y cada antena repetidora utiliza una frecuencia específica para evitar la mezcla de señales. La comunicación funciona, por tanto, mediante intercambios rápidos de ondas entre tu móvil y la antena repetidora más cercana. Es un ir y venir continuo y súper rápido, que permite transportar las conversaciones, los mensajes o incluso los datos de internet. Cuanto más te alejas de una antena repetidora, más tu teléfono aumenta ligeramente su potencia de emisión para mantener la conexión.
La antena integrada en tu teléfono móvil es indispensable para enviar y recibir las señales de radio. Transforma la señal eléctrica producida por tu móvil en ondas electromagnéticas que viajan por el aire hasta la antena repetidora más cercana. A la inversa, cuando tu teléfono recibe una llamada o un mensaje, la antena capta las señales emitidas por el repetidor y las transforma de nuevo en una señal eléctrica que el dispositivo entiende. El tamaño, la forma y la ubicación de la antena están cuidadosamente diseñados para asegurar una buena recepción, limitando al mismo tiempo la potencia necesaria y la exposición a las ondas. Cuanto más eficiente sea la antena, mejor será la calidad de tu conversación y menor será la potencia necesaria para mantener una conexión estable.
Las ondas emitidas por los teléfonos móviles se propagan en todas las direcciones y atraviesan fácilmente materiales como el vidrio, el ladrillo o la madera, pero son en parte absorbidas o reflejadas por obstáculos como edificios de hormigón, metal o incluso el cuerpo humano. Esta absorción depende tanto de la frecuencia de las ondas como del tipo de material encontrado. Desde el lado del usuario, cuando hablas por teléfono, una parte de las ondas es necesariamente absorbida por tu cabeza y tu mano, provocando un ligero calentamiento localizado de los tejidos, limitado por umbrales estrictamente regulados. La cantidad de ondas absorbidas se mide en DAS (Tasa de Absorción Específica), una indicación útil a consultar al elegir un teléfono móvil. Hoy en día, aunque ningún efecto dañino evidente ha sido confirmado por los estudios científicos actuales a los niveles permitidos, algunas personas permanecen atentas y prefieren usar auriculares o alejar su dispositivo cuando no lo están utilizando.
Cada teléfono móvil que se comercializa debe cumplir con estrictos umbrales relacionados con las emisiones de ondas electromagnéticas. El principal indicador monitoreado es el DAS (Tasa de Absorción Específica), que muestra la potencia de ondas absorbida por el cuerpo cuando el teléfono funciona a su máxima capacidad. Se mide en vatios por kilogramo (W/kg), y cada región del mundo establece sus propios límites máximos que no se deben exceder. Por ejemplo, en Europa, el límite es de 2 W/kg para la cabeza y el tronco, mientras que en Estados Unidos es de 1,6 W/kg. Los fabricantes están obligados a probar sus dispositivos para verificar que no superan estas normas antes de su venta. Se pueden realizar controles por organismos independientes para asegurarse del cumplimiento de los umbrales establecidos, y algunos países incluso publican los resultados para informar de manera clara al consumidor.
El modo avión de tu teléfono no solo sirve para cortar las llamadas en el avión, sino que desactiva completamente las emisiones de ondas, reduciendo así las posibles interferencias con los equipos electrónicos sensibles.
El DAS (Debido de Absorción Específica) es una medida estandarizada que indica la cantidad máxima de energía electromagnética absorbida por el cuerpo humano al utilizar un teléfono móvil.
Una antena repetidora puede cubrir en promedio entre 500 metros y 30 kilómetros, según su ubicación (campo, ciudad densa, montaña) y la tecnología utilizada (2G, 3G, 4G o 5G).
A diferencia de una idea común, el uso de auriculares o del altavoz reduce notablemente la exposición de la cabeza a las ondas electromagnéticas, en comparación con un teléfono pegado directamente a la oreja.
Algunas protecciones pretenden reducir la exposición a las ondas emitidas por los teléfonos móviles. Sin embargo, su efectividad real no siempre está científicamente demostrada, por lo que se aconseja tener precaución antes de comprar este tipo de accesorio. La mejor prevención sigue siendo un uso razonado y respetuoso de las recomendaciones sanitarias.
La capacidad de un teléfono para captar bien la red depende principalmente de la calidad de su antena integrada, de la potencia de emisión permitida por su diseño y de su compatibilidad con las frecuencias utilizadas por los operadores telefónicos en su región.
Sí, la tasa de absorción específica (DAS o SAR en inglés) mide el nivel máximo de ondas electromagnéticas emitidas por su teléfono. Este valor generalmente lo indica el fabricante y se puede consultar en la configuración o el manual del teléfono.
Puedes reducir tu exposición utilizando un kit manos libres o el modo altavoz durante las llamadas, evitando las zonas de baja cobertura de red o alejando el teléfono de tu cuerpo durante las conversaciones telefónicas.
Actualmente, ningún estudio científico establece de manera definitiva un vínculo entre las ondas móviles y efectos graves en la salud. Sin embargo, por precaución, las autoridades sanitarias recomiendan limitar la exposición prolongada, especialmente en niños y mujeres embarazadas.
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