Dormir en completa oscuridad favorece un mejor sueño porque permite la secreción de melatonina, la hormona del sueño, y regula nuestro ritmo circadiano, favoreciendo así un rápido conciliación del sueño y un sueño más reparador.
Nuestro cuerpo funciona según un ciclo natural llamado ritmo circadiano, una especie de reloj interno ajustado a aproximadamente 24 horas. La luz juega un papel importante en este ajuste: cuando comienza a oscurecer, nuestro cerebro entiende que es hora de prepararse para ir a la cama. A la inversa, la luz envía una señal para permanecer activo. Dormir en completa oscuridad ayuda a mantener este ritmo al sincronizar naturalmente el organismo con el día y la noche. Las luces artificiales, incluso las débiles, pueden perturbar este valioso equilibrio y retrasar el sueño. Manteniendo la oscuridad total, se favorece una mejor calidad del sueño y se respeta mejor el ciclo biológico natural.
Dormir en la oscuridad total ayuda al cuerpo a producir mejor la melatonina, a menudo llamada hormona del sueño. Esta hormona se libera naturalmente en mayor cantidad cuando está oscuro, señalizando así a tu cuerpo que es hora de descansar. Una luz, incluso muy débil, como la de una luz nocturna o una pantalla, puede perturbar esta producción. Por lo tanto, mantener tu habitación en la oscuridad absoluta garantiza una secreción suficiente de melatonina, facilitando así el sueño y mejorando la calidad de tu descanso a lo largo de la noche.
Dormir en un entorno totalmente oscuro limita fuertemente los pequeños despertares nocturnos innecesarios. Cuando tus ojos captan la más mínima luz, tu cerebro recibe el mensaje de que podría ser el momento de mantenerse alerta. Como resultado, te despiertas sin siquiera ser consciente de ello, tu sueño se vuelve fragmentado y menos reparador. En cambio, sin luz parásita, el cerebro entiende que es el momento de desconectar realmente. Entonces disfrutas de un sueño más estable, más sólido, con interrupciones mucho menos frecuentes. Y por lo tanto, al despertar, te sientes claramente más descansado.
Dormir en completa oscuridad permite al cerebro captar menos estímulos del exterior. Cuanto menos recibe información visual, menos intenta analizar o reaccionar a su entorno, lo que ayuda a desconectar más rápido. Cuando el ambiente es oscuro y tranquilo, el cerebro pasa más fácilmente al modo de descanso. Resultado: esta reducción sensorial conduce más fácilmente a un sueño profundo, reparador, que regenera eficazmente las células cerebrales y corporales. Así, uno se despierta más descansado, más en forma.
Dormir en completa oscuridad a menudo mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad y potencia la concentración. ¿Por qué? Porque un sueño más profundo y de mejor calidad disminuye el estrés y la irritabilidad. También limita los riesgos de problemas físicos como la hipertensión, la obesidad o incluso la diabetes, relacionados con noches de mal descanso. Tu sistema inmunológico se refuerza, lo que te hace menos susceptible a enfermarte. En resumen, dormir en total oscuridad es ofrecer a tu cuerpo y a tu mente las condiciones óptimas para recuperarse bien a diario.
Dormir regularmente en la oscuridad total podría ayudar a disminuir la ansiedad y la depresión, gracias a una mejor regulación hormonal y un sueño profundo más reparador.
La presencia de luz durante la noche también puede perturbar la regulación de su apetito y su metabolismo, lo que puede favorecer, a largo plazo, un aumento de peso o un incremento del riesgo de diabetes tipo 2.
La luz azul emitida por las pantallas (teléfonos, tabletas, ordenadores) puede retrasar la producción de melatonina hasta dos horas, lo que hace que conciliar el sueño sea más difícil.
Dormir en una habitación expuesta incluso a una tenue luz nocturna, como la de una luz de noche o de farolas exteriores, puede provocar una disminución notable de la calidad general del sueño y de tu estado de ánimo al despertar.
Sí, incluso una luz tenue puede interferir en la producción de melatonina, reduciendo así la calidad de su sueño. Si necesita una luz nocturna, opte por luces rojas o anaranjadas que influyen menos en el ritmo circadiano.
Una máscara para los ojos puede ser una excelente alternativa si no es posible conseguir la oscuridad total. Sin embargo, solo bloquea la luz directa hacia los ojos y no todos los estímulos lumínicos del entorno, que pueden perturbar indirectamente el sueño a través de receptores sensibles en otras partes de tu cuerpo.
Para una oscuridad total, utiliza cortinas opacas, apaga o cubre los dispositivos electrónicos que emiten luz, retira o esconde los despertadores luminosos y verifica la estanqueidad alrededor de las puertas y ventanas utilizando burletes o cortinas adicionales.
Dormir en la oscuridad total no necesariamente provoca dificultades al despertar, pero si tienes problemas para levantarte, el uso gradual de una lámpara de luminoterapia que simule el amanecer puede facilitar un despertar natural y enérgico.
Sí, dormir en completa oscuridad también se recomienda para los niños y los bebés, ya que favorece la producción adecuada de melatonina y facilita la calidad del sueño, que es esencial para su desarrollo físico y cerebral.
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