Mahatma Gandhi eligió la desobediencia civil como forma de lucha porque creía en la no violencia como medio para resistir a la opresión y provocar cambios sociales y políticos.
Gandhi se apoya principalmente en dos ideas fuertes: el Ahimsa y el Satyagraha. El Ahimsa significa literalmente "no violencia", pero va más allá: es una actitud de profundo respeto por toda forma de vida, la idea de que hacer sufrir o dominar a alguien nunca resuelve los conflictos. La segunda noción, Satyagraha, es la "fuerza de la verdad". Para Gandhi, la verdad y la justicia ya existían en el fondo de cada uno, y la mejor manera de convencer era mantenerse fiel a esos valores, incluso frente a la injusticia. De ahí la idea de resistir pacíficamente en lugar de responder a la violencia con violencia. Gandhi también considera la desobediencia civil como un deber moral cuando las leyes se vuelven totalmente injustas, ya que obedecer a la injusticia sería volverse cómplice de la opresión.
En la época de Gandhi, India estaba bajo dominación colonial británica, marcada por injusticias constantes hacia los habitantes locales. Los británicos imponían altos impuestos, controlaban estrictamente la economía del país y limitaban drásticamente las libertades de los indios. Además, las autoridades coloniales utilizaban a menudo la violencia para reprimir cualquier contestación. La sociedad india también sufría fuertemente de discriminación organizada en torno al sistema de castas, profundizando aún más las divisiones internas y complicando la solidaridad del pueblo. Gandhi comprendió rápidamente que responder a la violencia con más violencia no llevaría a nada. India necesitaba otro camino: una lucha no violenta pero tenaz, capaz de unificar a la gente contra la injusticia sin crear una espiral sangrienta. La estrategia de la desobediencia civil encajaba por tanto perfectamente en este contexto, respondiendo a una situación explosiva sin echar leña al fuego.
Gandhi fue muy marcado por sus años pasados en Sudáfrica. Allí, sufrió varias veces las humillaciones y las discriminaciones debido a su color de piel y su origen. Por ejemplo, en 1893, fue brutalmente echado de un tren a pesar de tener un billete válido, simplemente porque se negaba a abandonar la primera clase reservada para los blancos. Fue un verdadero detonante para él: frente a la injusticia, eligió reaccionar de manera no violenta. Durante esos años difíciles, Gandhi desarrolla concretamente la idea de que una oposición pacífica pero firme es mucho más efectiva que la violencia para despertar las conciencias. Estas pruebas personales, vividas directamente en su carne, van a influir profundamente en su método basado en la desobediencia civil no violenta.
Para Gandhi, una gran ventaja de la desobediencia civil es que permite luchar sin violencia, siguiendo siempre la lógica moral. Al negarse a obedecer de forma pacífica, se despiertan las conciencias y se pone de relieve la injusticia. Otro punto a favor es que reúne: todo el mundo puede participar, no se necesita ser fuerte físicamente ni tener armas, solo coraje y sinceridad.
Sin embargo, Gandhi también veía claramente los límites de este método. Sabía que exige mucha paciencia y una enorme perseverancia. El cambio no llega de la noche a la mañana, hay que saber aceptar sufrir, ser arrestado o incluso encarcelado sin quejarse. Y, además, solo funciona si la sociedad frente a uno tiene un mínimo de conciencia o apertura moral. Frente a una tiranía completamente hermética, la desobediencia civil puede tener dificultades para dar sus frutos.
El método de Gandhi ha inspirado a muchos movimientos sociales en todo el mundo. Su utilización de la desobediencia civil no violenta ha marcado a personalidades como Martin Luther King en Estados Unidos por los derechos civiles y Nelson Mandela en Sudáfrica contra el apartheid. Gracias a Gandhi, la gente entiende hoy en día que se puede luchar eficazmente contra la injusticia sin tomar las armas. Aún hoy, cuando se manifiesta pacíficamente, se boicotea o simplemente se rechaza cooperar con una decisión injusta, a menudo es el legado de Gandhi lo que está detrás de eso. Ha cambiado profundamente la manera en que se concibe el activismo y las movilizaciones populares.
Gandhi utilizaba con frecuencia el ayuno como medio de lucha política para animar a sus compatriotas a adoptar comportamientos no violentos y para simbolizar su compromiso moral absoluto con sus principios.
La famosa marcha de la sal iniciada por Gandhi en 1930 fue un ejemplo emblemático de desobediencia civil pacífica; rechazaba el monopolio británico de la sal, símbolo importante de la opresión colonial.
Gandhi promovía la simplicidad material y abogaba por la fabricación doméstica de ropa con el huso. Esta práctica simbólica representaba a sus ojos la autonomía económica y el rechazo de una industria textil colonial explotadora.
El concepto de desobediencia civil no fue inventado por Gandhi, sino popularizado por él; de hecho, fue el filósofo estadounidense Henry David Thoreau quien lo teorizó por primera vez en 1849 en su ensayo titulado 'Resistencia al gobierno civil'.
Gandhi estaba profundamente influenciado por su fe hindú, especialmente por las nociones de Ahimsa (no-violencia) y Satyagraha (fuerza de la verdad). Para él, la desobediencia civil era una expresión directa de una conciencia moral superior y espiritual. Creía que la lucha pacífica se basaba en una transformación moral individual y colectiva.
Sí, la desobediencia civil sigue siendo relevante hoy en día porque es un método no violento para alertar sobre injusticias persistentes o emergentes, como el cambio climático, los derechos civiles o las cuestiones de injusticia económica. Sin embargo, su efectividad siempre depende del contexto sociopolítico, de la organización y de la adhesión popular.
Frente a los obstáculos y las críticas, Gandhi se mantenía decidido y abierto a la introspección. Consideraba cada fracaso como una oportunidad de aprendizaje y de perfeccionamiento de su estrategia. Gandhi creía que la fuerza moral de un movimiento residía en su capacidad para reconocer sus propias imperfecciones y evolucionar en consecuencia.
La desobediencia civil es una forma de resistencia no violenta que implica actos pacíficos de negarse a obedecer ciertas leyes consideradas injustas. Por el contrario, la resistencia violenta supone el uso de la fuerza o la violencia armada para alcanzar objetivos. Gandhi rechazó explícitamente la violencia, prefiriendo medios pacíficos para sensibilizar a la opinión, despertar conciencias y desmantelar la injusticia en profundidad.
Sí, Gandhi fue influenciado por diferentes pensadores y personajes como León Tolstói, Henry David Thoreau y la enseñanza religiosa en general. Por ejemplo, el libro de Thoreau 'La Desobediencia Civil' tuvo una influencia notable en sus reflexiones sobre la obligación moral de desobedecer las leyes injustas.
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