El trineo es más rápido que el esquí alpino debido a su diseño aerodinámico y a la posición acostada del luger, que ofrece menos resistencia al aire en comparación con la posición de pie del esquiador.
La trineo se practica en pistas específicamente diseñadas para optimizar la velocidad: son a menudo más lisas, con curvas peraltadas que permiten trayectorias fluidas y sin interrupciones. La pendiente suele ser más empinada y constante que en el esquí alpino, donde las estaciones de esquí también deben adaptarse a esquiadores de diferentes niveles. Aquí no hay baches ni obstáculos innecesarios. Los recorridos hechos para el trineo enfatizan una bajada directa y limpia, favoreciendo la rápida toma de velocidad. En resumen, todo está construido para ir muy rápido, sin ralentizar innecesariamente la deslizamiento.
En trineo, el deportista está acostado de espaldas, con los pies hacia abajo y la cabeza hacia atrás. Esta posición limita fuertemente la resistencia del aire, que es de lejos la más importante cuando se busca velocidad. En claro, el cuerpo del trineo forma casi una sola línea horizontal muy cerca del suelo, lo que reduce al máximo su superficie expuesta al viento. Corta mejor el aire que un esquiador de pie, incluso cuando este adopta una posición "en huevo". ¿El resultado? Menos turbulencias, menos freno causado por el aire, y una mejor aceleración global que permite al trineo alcanzar velocidades francamente impresionantes.
En trineo, las cuchillas de acero están especialmente pulidas y afiladas para ofrecer una superficie de contacto mínima con la pista helada. Eso significa que roza mucho menos que con esquís clásicos, que son más anchos y crean más resistencia. Además, el hielo de las pistas de trineo a menudo se prepara con un cuidado especial para ser ultra liso, reduciendo así al máximo las fricciones. Resultado: el trineo avanza a toda velocidad sin ser frenado por la fricción, permitiendo alcanzar velocidades impresionantes, superiores a las del esquí alpino.
El material utilizado para el trineo está especialmente diseñado para alcanzar velocidades extremas. El trineo en sí está fabricado con materiales modernos como la fibra de vidrio o el carbón, ligeros pero muy resistentes. El trineista lleva un traje ceñido y muy ligero, especialmente estudiado para ser ultra aerodinámico, reduciendo así la resistencia del aire. Un casco redondeado sin asperezas, zapatos puntiagudos que minimizan el aire contrario, todo eso ayuda a deslizarse lo más rápido posible. Además, los trineistas suelen ser ligeros y atléticos, ya que un peso reducido permite una aceleración más rápida, pero dentro de ciertos límites: un poco de peso extra puede ser útil para ganar aún más velocidad en tramos muy empinados. Menos peso total, menos resistencia al movimiento, ¡y listo, a deslizarse a toda velocidad! Por eso, la combinación de un material perfectamente diseñado y un atleta ligero es un dúo ganador en cuanto a velocidad.
En una carrera de trineo profesional, cada milésima de segundo cuenta: los atletas optimizan meticulosamente su equipo hasta elegir un traje especialmente diseñado para reducir la resistencia aerodinámica, ganando a veces fracciones de segundos decisivas.
A diferencia de los esquís alpinos, que tienen cantos de metal para hacer giros precisos, las cuchillas de un trineo son más finas y están especialmente tratadas para reducir al máximo la fricción sobre el hielo.
En 2010, el luger austriaco Manuel Pfister estableció un récord de velocidad no oficial en luge alcanzando casi 154 km/h durante los entrenamientos para los Juegos Olímpicos de Vancouver.
La posición acostada sobre la espalda del trineo le permite presentar una superficie mucho más reducida al aire, limitando así la resistencia aerodinámica. Esto explica por qué alcanza velocidades tan altas.
La posición acostada adoptada por los deportistas de trineo reduce considerablemente la resistencia del aire. Esta postura horizontal, cercana al suelo, optimiza así la aerodinámica general y permite alcanzar una alta velocidad.
Sí, practicar el trineo a gran velocidad implica ciertos riesgos como las lesiones debido a caídas o colisiones. Esto explica la importancia de los equipos específicos y de las pistas especialmente configuradas, para garantizar la seguridad y un rendimiento óptimo.
Absolutamente. Los trineístas siguen un entrenamiento riguroso que enfatiza la fuerza abdominal y dorsal, así como la coordinación muscular. Un buen control corporal es esencial para mantener una posición aerodinámica óptima.
La temperatura del hielo juega un papel importante en la velocidad alcanzada: un hielo más frío favorece un deslizamiento rápido gracias a una mejor rigidez y una notable reducción de la fricción, lo que hace que el trineo sea más rápido bajo ciertas condiciones climáticas.
En competición, los corredores de trineo de alto nivel pueden alcanzar velocidades máximas que superan los 140 km/h, muy superiores a la mayoría de las velocidades registradas en esquí alpino.

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