Cuando el aire cálido y húmedo entra en contacto con un objeto frío, el aire se enfría y ya no puede retener tanta vapor de agua. Esto lleva a la condensación de la humedad en forma de gotas de agua en el objeto frío.
El aire que nos rodea siempre contiene un poco de humedad, es decir, vapor de agua en forma de gas totalmente invisible a simple vista. Cuando este aire caliente y húmedo se encuentra con una superficie más fría, pierde la capacidad de retener toda esa humedad, y ¡zas!, una parte regresa en forma líquida. Este paso del agua del estado gaseoso al estado líquido es lo que llamamos condensación. Concretamente, cuando las moléculas de agua en suspensión se enfrían, su agitación disminuye. Se ralentizan, se acercan y, finalmente, terminan por reunirse nuevamente en gotas de agua. Resultado práctico: ves aparecer pequeñas gotas claramente visibles en el cristal frío o en la botella que acaba de salir del frigorífico.
El aire que nos rodea siempre contiene una cierta cantidad de vapor de agua, invisible a simple vista. Cuando este aire caliente cargado de humedad encuentra una superficie más fría, la temperatura del aire disminuye al contacto con esa superficie. Esta caída hace que la capacidad del aire para mantener el agua en forma gaseosa se reduzca: alcanza lo que se llama el punto de rocío. En este momento, el vapor de agua ya no puede permanecer invisible y regresa al estado líquido. Por eso ves aparecer gotas de agua en tu bebida bien fría o en tu espejo después de tu ducha caliente. Cuanto mayor sea la diferencia de temperatura entre el aire húmedo y la superficie, más marcada será la condensación.
Cuando la humedad comienza a condensarse en una superficie fría, no forma inmediatamente grandes gotas visibles. Al principio, son solo pequeñas microgotas dispersas por todas partes. Al enfriarse aún más, estas pequeñas gotas se adhieren unas a otras: es la coalescencia. Cuanto más se fusionan, más volumen adquieren estas gotas. Con el tiempo, se vuelven lo suficientemente pesadas como para moverse, deslizándose gradualmente por la superficie. Ahí es donde aparecen claramente gotas de agua de tamaño mayor. Eso es exactamente lo que observas cuando sacas una bebida fría del frigorífico: al principio, apenas húmeda, y luego muy rápido, cubierta de bonitas gotas listas para resbalar.
Cada tipo de superficie tiene su propio efecto sobre la formación de gotas de agua. Por ejemplo, una superficie super lisa como un cristal o una carrocería a menudo favorece la formación de gotas bien visibles, ya que el agua se adhiere menos fácilmente y forma entonces gotículas distintas. Por el contrario, un material más rugoso o poroso, como la madera sin tratar o un tejido, puede absorber en parte la humedad, limitando así la formación neta de gotas visibles. La temperatura y el material también influyen mucho en la rapidez y el tamaño de las gotas: en clima húmedo o cuando el aire ambiente está cargado de vapor de agua, se nota aún más fácilmente en los objetos metálicos fríos (lata de refresco fría, barandilla de metal por la mañana). Por último, ciertos recubrimientos especiales, llamados hidrófugos, limitan fuertemente la adherencia de las gotas, que entonces resbalan muy rápido y no se estancan por mucho tiempo.
A menudo notas finas gotitas en la lata de refresco que acabas de sacar del frigorífico: el aire caliente y húmedo a su alrededor se enfría al tocar el metal frío y ¡zas!, aparecen las gotas. Lo mismo ocurre con el espejo de tu baño después de tu ducha caliente, la humedad del aire se encuentra con el cristal frío y empaña todo tu espejo. Cuando sacas algo del congelador, como un paquete de verduras congeladas, después de unos minutos afuera, la superficie se vuelve húmeda debido a la condensación. Es exactamente igual en las ventanas en invierno: el frío del exterior enfría la superficie interna de la ventana, y el aire caliente en el interior se condensa, formando a veces incluso chorros. Estos pequeños momentos cotidianos son exactamente la condensación en acción.
Ciertos insectos que viven en los desiertos, como el escarabajo del Namib, utilizan la condensación en su cuerpo para captar y recuperar el agua necesaria para su supervivencia en un entorno muy árido.
Las pequeñas gotas de agua que aparecen en el exterior de una bebida fría provienen de la humedad ambiental que se condensa en el recipiente frío, ¡y no de una fuga del interior de la bebida!
Ingenieros han desarrollado superficies capaces de controlar con precisión la condensación para recuperar fácilmente agua potable a partir de la humedad ambiental, una tecnología prometedora en las regiones desérticas.
La roció matutino que ves en las plantas o en la hierba proviene de la condensación; durante la noche, la temperatura baja, alcanzando un umbral donde el vapor de agua en el aire forma espontáneamente pequeñas gotas que son valiosas para el ecosistema.
El frío de la botella enfría el aire húmedo circundante al contacto, bajando rápidamente su temperatura por debajo del punto de rocío, lo que provoca la formación inmediata de diminutas gotas de agua en su superficie exterior.
Puedes limitar la condensación en tus espejos aumentando la ventilación de tu baño, por ejemplo, abriendo una ventana o utilizando un extractor de humedad. Calentar ligeramente el espejo con resistencias integradas es otra solución efectiva.
Sí, una condensación excesiva y regular puede provocar diversos problemas, como el desarrollo de moho, la degradación de pinturas o revestimientos, e incluso dañar materiales sensibles al agua como la madera o los textiles. Es esencial asegurar una buena ventilación en los espacios húmedos para evitar estos inconvenientes.
En invierno, los cristales fríos entran en contacto con el aire caliente y húmedo presente en el interior de las viviendas. Cuando este aire caliente toca la superficie fría de los cristales, su temperatura disminuye por debajo del punto de rocío, lo que provoca la condensación en forma de gotas de agua visibles.
La condensación es el paso del agua del estado gaseoso al estado líquido, mientras que la evaporación es el fenómeno inverso: el paso del agua líquida a gaseosa. La condensación ocurre cuando el aire cargado de humedad encuentra una superficie fría, mientras que la evaporación se produce por calentamiento o cuando el aire ambiente puede absorber más humedad.
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Question 1/6