Los Alpes siguen elevándose cada año debido a la continua colisión entre la placa tectónica africana y la placa tectónica euroasiática. Esta convergencia provoca la compresión y elevación de la corteza terrestre, contribuyendo así a la formación y elevación de las montañas alpinas.
La cadena montañosa de los Alpes no es de ayer: surgió hace aproximadamente 30 millones de años. En esa época, dos grandes placas tectónicas, la placa africana y la placa euroasiática, chocaron violentamente. Este choque titanesco dobló, arrugó y apiló las rocas marinas acumuladas durante millones de años en el fondo de un antiguo océano llamado Tethys, creando así estas montañas que puedes admirar hoy. Con el tiempo, estas capas de sedimentos antiguos se transformaron en rocas sólidas, hoy observables hasta la cima del Mont Blanc. Es por eso que, al pasear en altitud, a veces se encuentran fósiles de conchas marinas de hace millones de años: un recuerdo simpático que recuerda que estas cumbres alguna vez estuvieron bajo el agua.
Los Alpes continúan elevándose debido a fuerzas que actúan bajo nuestros pies: principalmente la colisión entre dos grandes placas tectónicas, la placa africana y la placa euroasiática. En resumen, estos enormes trozos de corteza se mueven lenta pero constantemente, un poco como dos cintas transportadoras gigantes que se chocan cabeza con cabeza. Esta presión permanente empuja gradualmente la roca hacia arriba, formando nuevas montañas y elevando las que ya existen. Resultado: cada año, los Alpes ganan unos milímetros en altitud. Parece poco, pero acumulado a lo largo de miles o millones de años, ¡es mucho! Este mecanismo también viene acompañado de cambios geológicos adicionales, como fallas o deslizamientos de tierra que modifican regularmente los paisajes alpinos.
Bajo los Alpes, se desarrolla un verdadero ballet geológico con el choque entre dos placas tectónicas: África y Europa. Una de ellas, más densa, se hunde bajo la otra: esto es lo que se llama subducción. Imagina dos enormes trozos de corteza terrestre empujándose uno contra el otro, comprimiéndose poco a poco y formando pliegues gigantes, que son la causa directa de montañas como los Alpes. Esta compresión constante hace que, cada año, las montañas se eleven discretamente unos milímetros. Un pequeño empuje silencioso, pero continuo, que a lo largo de millones de años da origen a esos paisajes vertiginosos que conocemos hoy.
Cada año, los Alpes ganan algunos milímetros de altitud, a veces hasta un centímetro en algunos lugares. Gracias a herramientas modernas como el GPS y los satélites, los científicos siguen este fenómeno casi en tiempo real. Por ejemplo, algunas estaciones GPS muestran claramente que el macizo del Mont-Blanc asciende aproximadamente de 1 a 2 milímetros por año. Esta elevación también se observa con los datos de radar que escanean precisamente la topografía, confirmando que la cadena alpina sigue lentamente pero con seguridad su impulso hacia arriba.
Los Alpes que continúan elevándose cada año no pasan desapercibidos. Primero, sacuden seriamente el paisaje: erosión acelerada, valles que se vuelven más empinados y ríos que modifican su curso. Resultado: mayores riesgos de deslizamientos de tierra, derrumbes o incluso avalanchas en ciertas áreas que se han vuelto inestables. Sin olvidar los ecosistemas alpinos que luchan por adaptarse: algunas especies vegetales y animales deben migrar a altitudes más adecuadas, perturbando completamente el equilibrio de estos entornos frágiles. Sin broma, incluso el clima local podría verse influenciado a más largo plazo, porque la altitud modifica necesariamente la circulación de los vientos y las precipitaciones en la región.
Debido a la continua elevación de los Alpes, los ríos y los glaciares modifican constantemente su trayectoria y modelan activamente el paisaje alpino cada año.
Algunos túneles ferroviarios alpinos, como el túnel de San Gotardo que conecta Suiza con Italia, deben ser controlados regularmente debido a los movimientos tectónicos leves pero permanentes de la región.
La formación de los Alpes está relacionada con la colisión entre la placa tectónica africana y la placa tectónica euroasiática, un fenómeno que todavía está en curso hoy en día.
Los fósiles marinos descubiertos en altitudes en los Alpes atestiguan que hace varios decenas de millones de años, estas montañas estaban bajo océanos.
Los científicos utilizan principalmente la geodesia espacial, especialmente a través de la técnica de GPS diferencial, así como la teledetección por satélite, las medidas láser y las estaciones sismográficas y gravimétricas para seguir la evolución de la altura de los macizos alpinos.
La elevación continua de los Alpes modifica progresivamente el paisaje a nivel local. Puede acentuar los riesgos naturales como deslizamientos de tierra, caídas de piedras o modificar el flujo natural de los ríos, lo que requiere una adaptación constante para las poblaciones locales.
Claro. Los Alpes no son las únicas montañas afectadas por este fenómeno. El Himalaya, la Cordillera de los Andes y las Montañas Rocosas también experimentan un aumento anual debido a los movimientos tectónicos.
No, aunque los Alpes continúan elevándose actualmente, este fenómeno cesará con la evolución geológica a lo largo de millones de años. Los procesos de erosión eventualmente se convertirán en predominantes, estabilizando y luego disminuyendo gradualmente la altitud de las cadenas montañosas alpinas en una escala de tiempo muy prolongada.
Sí, la elevación progresiva de los Alpes debido a la colisión de las placas tectónicas europea y africana genera tensiones en la corteza terrestre y, por lo tanto, contribuye periódicamente a la ocurrencia de terremotos en la región.
En promedio, los Alpes continúan elevándose alrededor de 1 a 2 milímetros por año, según los sectores y las mediciones recientes por GPS realizadas por los científicos.
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