Algunos minerales fluorescentes reaccionan a la luz ultravioleta absorbiendo fotones y reemitiendo luz visible. Este fenómeno se debe a la presencia de impurezas o iones metálicos en la estructura cristalina de los minerales, que absorben la energía lumínica y la reemiten en forma de fluorescencia.
Los minerales están formados por átomos organizados según una red regular que llamamos estructura cristalina. En ciertos minerales fluorescentes, esta estructura favorece el almacenamiento temporal de energía proveniente de radiaciones externas. Cuando estos minerales son expuestos a ciertas luces como los ultravioleta, sus electrones absorben esta energía y pasan a un nivel superior. Al regresar a su nivel inicial, liberan la energía acumulada en forma de luz visible: es la fluorescencia. Este fenómeno depende mucho del arreglo preciso de los átomos: cuanto más ordenada esté la red cristalina, más influye en la intensidad y el color de la fluorescencia obtenida.
Los minerales presentes de forma natural nunca son completamente puros. A menudo, se encuentran dentro de su estructura cristalina impurezas como elementos químicos extraños, o incluso pequeños defectos cristalinos, por ejemplo, átomos faltantes o desplazados. Estos ligeros desordenes generan diferentes niveles de energía en el cristal. Son estos niveles los que permiten que ciertos minerales absorban y reemitan luz, es decir, fluorescer. ¡Sin estos pequeños defectos o impurezas, no hay fluorescencia natural!
La luminescencia es simplemente una cuestión de energía absorbida y luego liberada por ciertos minerales. Captan energía al recibir radiaciones (a menudo ultravioleta invisibles), lo que "impulsa" a sus electrones, llevándolos a un nivel de energía superior. Pero como no pueden permanecer mucho tiempo en este nivel alto, caen rápidamente a su estado normal. Al descender, estos electrones reemiten una parte de su energía en forma de luz visible, y eso es exactamente la fluorescencia: minerales que brillan brevemente tan pronto como reciben y restituyen esta energía. El color del mineral fluorescente depende de los tipos de átomos presentes y de cómo están dispuestos en su estructura. Pequeños cambios químicos o estructurales producen colores completamente diferentes, con un simple rayo UV.
La fluorescencia aparece sobre todo gracias a las radiaciones ultravioleta (UV), a menudo emitidas por el sol o por ciertos tipos de lámparas especializadas que se encuentran comúnmente en laboratorios o para detectar billetes falsos. Aunque se conoce principalmente con los UV, otras radiaciones como los rayos X también pueden provocar esta reacción lumínica en ciertos minerales. Concretamente, el mineral recibe estos rayos invisibles, absorbe esta energía y luego la vuelve a emitir en una forma visible, dando lugar a un brillo colorido bastante agradable. Algunas rocas prefieren radiaciones más energéticas para brillar más, mientras que otras ya lo hacen muy bien con una simple lámpara UV estándar.
Los minerales fluorescentes a menudo sirven como rastreador natural en geología. A veces se utilizan para localizar rápidamente en la oscuridad vetas de minerales interesantes, como las que contienen tungsteno o uranio. La fluorescencia también es útil para los mineralogistas para diferenciar fácilmente minerales que se parecen a simple vista. Algunas minas incluso explotan directamente esta característica: con un golpe de luz UV, se pueden identificar visualmente las zonas ricas para extraer, y listo. También se pueden identificar y cartografiar rápidamente fósiles o sedimentos gracias a su luminescencia. No está mal de práctico cuando se quiere ir rápido y evitar análisis complicados.
El término 'fluorescencia' proviene del mineral fluorita, que fue uno de los primeros minerales observados emitiendo este fenómeno luminoso, particularmente visible bajo luz ultravioleta.
Algunos minerales fluorescentes presentan colores totalmente diferentes bajo iluminación ultravioleta corta (UVC) o larga (UVA), revelando así detalles imposibles de distinguir de otra manera.
La ciudad minera de Franklin, en Nueva Jersey (Estados Unidos), es mundialmente conocida por sus excepcionales minerales fluorescentes. Se han descubierto más de 90 especies minerales fluorescentes diferentes en ella.
Algunos animales marinos, como los corales o ciertas medusas, poseen proteínas fluorescentes naturales, análogas al fenómeno observado en ciertos minerales.
Sí, la fluorescencia puede ser una herramienta valiosa en la geología y en la prospección minera. La observación de esta propiedad permite a los geólogos localizar ciertos minerales invisibles a simple vista bajo luz natural, facilitando así la identificación y localización de depósitos o vetas específicas.
La fluorescencia por sí sola no es suficiente para identificar con precisión la composición química de un mineral. Sin embargo, constituye una indicación valiosa que, combinada con otras técnicas de identificación mineralógica (ejemplos: pruebas químicas, espectroscopía o difracción de rayos X), permite afinar el análisis mineralógico.
Sí, la fluorescencia puede variar con el tiempo, especialmente debido a la exposición prolongada a ciertas fuentes de luz o radiaciones, cambios en el entorno del mineral (oxidación, hidratación), o debido a alteraciones químicas progresivas.
La fluorescencia describe la emisión inmediata (muy rápida) de luz por un mineral cuando se expone a una fuente de energía luminosa. La fosforescencia, por su parte, se refiere a una emisión diferida, persistente incluso después de la interrupción de la exposición a la fuente de energía. Este retraso en la emisión se debe a las particularidades energéticas propias de cada material y a su composición química y estructural.
No, no todos los minerales son fluorescentes. La fluorescencia depende principalmente de su estructura cristalina específica, de la presencia de impurezas o defectos cristalinos, que permiten ciertos transferencias de energía luminosa capaces de provocar este fenómeno luminoso.

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