Las flores de algunas plantas se cierran durante la noche y se abren durante el día en respuesta a estímulos como la luz y la temperatura que influyen en los procesos bioquímicos que regulan la apertura y el cierre de las flores, llamados nictinastia y fotoperiodicidad.
Estos movimientos de apertura y cierre de las flores resultan esencialmente de un fenómeno llamado nyctinastia. Este mecanismo se basa en variaciones de presión interna en las células situadas en la base de los pétalos o de las hojas, células especiales llamadas células motoras. Durante el día, estas células absorben agua, se hinchan y ¡zas!, la flor se abre. Cuando cae la noche, pierden agua, se deshinchan y la flor se cierra tranquilamente. En su esencia, este mecanismo depende sobre todo de cambios en la concentración de iones (especialmente de potasio), controlados por señales lumínicas o los relojes internos de las plantas. Por lo tanto, estas variaciones de presión interna están en gran parte relacionadas con los ritmos día/noche captados por pequeñas proteínas sensibles a la luz llamadas fitocromos.
La luz actúa como una verdadera señal desencadenante para las flores. Células especializadas en los pétalos captan la intensidad luminosa, sobre todo al amanecer y al atardecer. Estas células transmiten luego la información a los tejidos vegetales, desencadenando los movimientos de apertura o cierre. Pero no se trata solo de luz directa: incluso en la oscuridad total, muchas flores mantienen un ritmo muy preciso gracias a su reloj biológico interno. Este reloj interno es un poco como un metrónomo ajustado a 24 horas, regulado naturalmente según el día y la noche. Este fenómeno, que llamamos ritmo circadiano, permite a las flores estar siempre en el momento adecuado, abiertas en el momento correcto para atraer a los polinizadores adecuados.
Este comportamiento permite proteger los órganos reproductores de las plantas contra la humedad y las temperaturas frescas de la noche, reduciendo así los riesgos de enfermedades fúngicas o daños relacionados con el frío. Al permanecer cerradas por la noche, las flores también limitan las pérdidas de energía innecesarias, ya que casi no hay insectos polinizadores en ese período. En cambio, al florecer durante el día, atraen mejor a los polinizadores diurnos como las abejas o las mariposas gracias a sus colores y fragancias visibles y perceptibles solo cuando están abiertas. Este ritmo preciso aumenta así notablemente sus posibilidades de polinización exitosa y, por lo tanto, su capacidad para producir semillas y preservar la especie.
La Bella de noche es un clásico: sus flores se abren al caer la tarde, perfumando el aire hasta la mañana siguiente. En cambio, el famoso diente de león cierra sus pétalos al crepúsculo para abrirlos en cuanto el sol aparece. En el loto sagrado, las grandes flores majestuosas se cierran cada noche, protegiendo así su polen. La modesta margarita también sigue este movimiento, cerrando cuidadosamente sus pequeñas flores al caer la noche o antes de un mal tiempo. En cuanto al Oxalis, o falso trébol, pliega delicadamente sus hojas y pétalos en cuanto baja la luz, como si fuera a dormir tranquilamente.
Aunque la mayoría de las flores siguen gentilmente el ritmo día-noche, algunas plantas son totalmente rebeldes. Por ejemplo, el cactus reina de la noche (Selenicereus grandiflorus) prefiere abrirse únicamente una vez que cae la noche, ofreciendo sus flores fragantes para seducir a polinizadores nocturnos como los murciélagos o las polillas. En cambio, otras plantas, como el jazmín de noche (Cestrum nocturnum), esperan la oscuridad absoluta para abrir sus flores aromáticas. Algunas plantas de regiones frías o montañosas van aún más lejos: ignoran completamente la luz solar y ajustan sus horarios según criterios como la temperatura o las condiciones meteorológicas para no desperdiciar su energía innecesariamente. En resumen, la naturaleza disfruta confundiendo las pistas.
Algunas plantas pueden ajustar la hora de apertura y cierre de sus flores según las condiciones meteorológicas locales, lo que les permite una mejor adaptación a su entorno inmediato y optimiza sus posibilidades de supervivencia y reproducción.
Las flores nocturnas, como el jazmín de noche o la bella de noche, se abren específicamente por la tarde, liberando a menudo un intenso perfume al caer la noche para atraer a polinizadores nocturnos como algunas especies de mariposas y murciélagos.
El loto es famoso por cerrarse y sumergirse parcialmente bajo el agua durante la noche para reaparecer y abrirse al día siguiente, simbolizando en diversas culturas la renacimiento y la pureza espiritual.
Claro, aquí tienes la traducción al español: Algunas flores, como las del girasol, siguen la trayectoria del sol durante el día gracias a un fenómeno llamado 'heliotropismo'. Esta orientación les permite optimizar la exposición a la luz y atraer eficazmente a los polinizadores.
No, las plantas con flores nyctinásticas existen en diferentes climas y regiones geográficas en todo el mundo. Se pueden encontrar ejemplos desde las regiones tropicales hasta las zonas templadas.
Sí, en algunos casos, si una planta se somete a un estrés ambiental importante, como una sequía prolongada o perturbaciones drásticas de luz, puede perder temporalmente o alterar su ritmo natural de apertura y cierre de las flores.
Sí, el fenómeno es completamente reversible y generalmente se repite cada día durante todo el período de floración. Las flores continúan abriéndose cada mañana y cerrándose cada noche hasta su envejecimiento o polinización.
Esto depende de las especies vegetales. Algunas flores nyctinásticas atraen a sus polinizadores principalmente durante el día, cuando sus flores están abiertas, mientras que otras especies, llamadas nocturnas, atraen específicamente a insectos nocturnos y adoptan un comportamiento inverso, abriendo sus flores principalmente por la noche.
No, aunque muchos utilizan mecanismos similares que implican la luz y ritmos circadianos internos, existen diferentes métodos fisiológicos y químicos según las especies, especialmente en función de hormonas vegetales específicas o cambios en la presión hidráulica en los tejidos.
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Question 1/5