Los camellos están bien adaptados para sobrevivir en el desierto gracias a sus capacidades fisiológicas únicas, como su capacidad para almacenar agua en sus jorobas y para soportar fuertes variaciones de temperatura.
El camello es una verdadera esponja ambulante. En cuestión de minutos, puede beber hasta 130 litros de agua, lo que le permite aguantar fácilmente una buena semana sin beber, incluso bajo un sol abrasador. A diferencia de lo que a veces se imagina, no guarda esa agua en sus jorobas (¡eso es más bien para la grasa!). De hecho, el agua se almacena principalmente en su sangre y en ciertos tejidos internos. Y para colmo: su cuerpo limita las pérdidas de agua, ya que sus riñones ultradimensionados producen una orina concentrada al máximo. Así que, cada gota cuenta. No es un mal sistema.
Los camellos manejan sin preocupación meses en los que las temperaturas diurnas pueden superar los 50°C, con noches frescas e incluso frías. Su organismo regula la temperatura interna sudando muy poco, evitando así la pérdida de agua innecesaria: pueden soportar un ligero aumento de su temperatura corporal, pasando tranquilamente de 34°C hasta 41°C sin estrés. Su pelaje espeso los protege tanto del sol abrasante como de las noches frescas. Además, su cuerpo está diseñado para limitar la pérdida de agua: por ejemplo, producen una orina hiperconcentrada y heces muy secas, preservando al máximo cada gota de agua en estas condiciones extremas.
Las jorobas de los camellos están lejos de estar llenas de agua como a veces se cree. Contienen sobre todo una buena reserva de grasa que permite a estos animales aguantar durante períodos prolongados sin comida. Cuando el camello no encuentra nada para comer durante varios días en el desierto, su cuerpo va tranquilamente a extraer de estas reservas grasas para producir la energía que necesita. En resumen, es su despensa portátil, muy práctica cuando el desierto no ofrece nada en el menú durante kilómetros a la redonda. Tan pronto como el camello encuentra algo para comer, restablece fácilmente estas reservas para estar listo para enfrentar el próximo período difícil.
Las fosas nasales de los camellos son capaces de cerrarse completamente para evitar que la arena entre durante las tormentas, ¡práctico! Sus largas pestañas y párpados gruesos protegen eficazmente sus ojos contra el polvo y el sol ardiente. Gracias a una orina muy concentrada y a su capacidad para producir heces muy secas, preservan una valiosa cantidad de agua. Y además, su temperatura corporal puede variar significativamente, pasando de 34°C a 42°C sin inmutarse, para evitar la pérdida de agua por sudoración. Para colmo, sus glóbulos rojos, ovalados, resistentes y elásticos, continúan circulando fácilmente incluso cuando la sangre se espesa debido a la deshidratación. ¡Seriamente impresionante!
Los camellos adoptan comportamientos astutos para enfrentar las condiciones difíciles. Por ejemplo, prefieren caminar lentamente, lo que reduce su gasto de energía y limita la sudoración. Cuando llega el intenso calor, descansan y limitan sus desplazamientos, privilegiando las horas frescas para viajar o buscar comida. También saben orientarse de manera efectiva, guiados por su excelente memoria de los puntos de agua y las fuentes de alimento en el desierto. Finalmente, en caso de tormenta de arena, cierran sus fosas nasales y entrecierran los párpados para proteger sus vías respiratorias y sus ojos, mientras permanecen tranquilos esperando que pase.
Un camello puede beber hasta 100 litros de agua en solo 10 minutos cuando encuentra una fuente de agua, lo que le permite compensar rápidamente las pérdidas de agua sufridas durante varios días.
Los camellos son capaces de cerrar herméticamente sus fosas nasales para evitar que la arena entre durante las frecuentes tormentas del desierto.
Aunque a menudo se les considera lentos, los camellos pueden alcanzar una velocidad de carrera de hasta 65 km/h en distancias cortas, una adaptación eficaz para evitar depredadores ocasionales.
Los camellos tienen un denso pelaje aislante que los protege tanto del frío gélido de las noches desérticas como de las altas temperaturas durante el día.
No, a diferencia de un mito popular, los jorobas de los camellos están llenas de grasa que les permite almacenar reservas de energía para los largos períodos sin comida.
Los pies anchos y planos de los camellos les aseguran una mejor distribución del peso del cuerpo, impidiéndoles así hundirse en la arena fina del desierto.
Un camello puede beber hasta aproximadamente 100 litros de agua de una sola vez para compensar sus pérdidas hídricas después de un período prolongado sin beber.
Los camellos poseen varias adaptaciones, como su pelaje aislante, su sistema de regulación térmica propio y su capacidad para tolerar un aumento significativo de su temperatura corporal para limitar la sudoración.
Un camello puede sobrevivir hasta aproximadamente dos semanas sin beber agua, gracias a su capacidad excepcional para almacenar y gestionar eficazmente su agua corporal.
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