El color de la sangre varía en algunos invertebrados según el tipo de pigmentos respiratorios que poseen. Por ejemplo, la hemocianina da un color azul a su sangre, mientras que la hemoglobina es responsable del color rojo en otras especies.
En la mayoría de los animales que conocemos bien, la sangre roja se debe a una molécula llamada hemoglobina, rica en hierro, que transporta el oxígeno por todo el organismo. Pero en algunos invertebrados, el color cambia debido a pigmentos diferentes. Por ejemplo, los calamares, pulpos y otros cefalópodos utilizan hemocianina que contiene cobre, lo que les da sangre azul clara. En algunos gusanos marinos, es la clorocruorina, un pigmento verdoso también a base de hierro, la que colorea la sangre de verde. Otras especies, como ciertos tipos de anélidos marinos, incluso poseen hemeritina, una proteína a base de hierro que da un tono rosado o violeta. En resumen, es la composición química de estas sustancias, especialmente los átomos (hierro o cobre) involucrados, lo que explica estos colores extraños y sorprendentes.
En la mayoría de los invertebrados, los pigmentos sanguíneos sirven sobre todo para transportar el oxígeno a donde las células lo necesitan y para llevar de vuelta el dióxido de carbono hacia el exterior. La hemoglobina, roja debido al hierro que contiene, se une fácilmente al oxígeno en ciertos gusanos marinos o insectos acuáticos. Pero no es el caso en todas partes; en los crustáceos y algunas arañas, por ejemplo, este trabajo lo realiza la hemocianina, una molécula azul que utiliza cobre. El menos conocido de ellos, la hem Eritrina rosa-violeta, juega un papel similar en ciertos gusanos marinos algo extraños. Estos pigmentos también sirven a veces como reserva de oxígeno, muy útil en ambientes pobres en O₂ o durante períodos de actividad intensa. Otro beneficio apreciable: algunos pigmentos participan en la defensa inmunitaria, actuando como una trampa química contra los intrusos. ¡No está mal para un simple color de sangre!
El color de la sangre depende mucho del medio ambiente, porque cada entorno presenta diferentes restricciones: presencia de oxígeno, presión, temperatura o acidez. Los invertebrados acuáticos en aguas frías y pobres en oxígeno, por ejemplo, a menudo utilizan la hemocianina, que da un color azulado. Este pigmento transporta oxígeno de manera eficiente en condiciones donde la hemoglobina clásica sería menos práctica. Algunos gusanos marinos que viven cerca de chimeneas hidrotermales incluso han desarrollado una sangre con un pigmento particular, rica en hemirretina, que les da una coloración rosa o violeta adaptada a estos hábitats extremos. Para los invertebrados terrestres, como muchos insectos, ni siquiera necesitan un pigmento sanguíneo, ya que el oxígeno circula directamente a través de su red de tubos respiratorios, las tráqueas. Así que su "sangre" es solo un líquido transparente llamado hemolinfa.
En algunos invertebrados, el color de la sangre sorprende por su originalidad. Por ejemplo, la limulina, también llamada cangrejo de herradura, tiene una sangre azul brillante. Esta sangre contiene hemocianina, rica en cobre, y se vuelve azul eléctrico al contacto con el oxígeno. Otro caso sorprendente es el gusano marino Peanut Worm, cuya sangre adquiere un color violeta-rosado debido a la hemoglobina. Y luego están los anélidos, como ciertos gusanos marinos, que poseen clorocruorina. Este pigmento le da a la sangre un extraño tono verde pálido. En estas pequeñas criaturas, no hay rojo común: cada especie muestra su propio matiz.
Poseer diferentes pigmentos sanguíneos en los invertebrados es un poco como tener varias cartas ocultas para sobrevivir. Algunos animales acuáticos con sangre azul, gracias a la hemocianina, captan mejor el oxígeno en el agua fría y pobre en oxígeno. Otros, con su sangre rosada rica en hemirritrina, se desenvuelven perfectamente en entornos marinos o fangosos con poca oxigenación. Esta variedad pigmentaria permite a los invertebrados explotar hábitats muy variados e incluso extremos. A lo largo de las generaciones, les ofrece una gran ventaja adaptativa, ampliando sus posibilidades de ocupar nuevos nichos ecológicos y resistir diversos cambios ambientales. En resumen, una diversidad pigmentaria sanguínea les garantiza flexibilidad evolutiva y mayores posibilidades de supervivencia.
Las limules, a menudo llamadas cangrejos de herradura, son buscadas en medicina porque su sangre azul es capaz de detectar ciertas bacterias nocivas para los humanos.
A diferencia de la mayoría de los animales, algunos invertebrados como las esponjas o las medusas no poseen ningún pigmento sanguíneo, su circulación se basa en una simple difusión de oxígeno y nutrientes.
En algunos crustáceos que viven en ambientes pobres en oxígeno, el pigmento sanguíneo puede cambiar temporalmente para optimizar el transporte de oxígeno según las condiciones del medio.
El pulpo tiene sangre azul debido a la presencia de hemocianina, una proteína que contiene cobre y que se vuelve azul cuando transporta oxígeno.
Sí, la diversidad de los pigmentos respiratorios está directamente relacionada con diferentes hábitats y restricciones ambientales. Esta diversidad permite a los invertebrados colonizar una amplia gama de ecosistemas y adaptarse a diferentes temperaturas, profundidades o disponibilidades de oxígeno.
En ciertos casos sí. Un color inusual o una variación significativa puede indicar un trastorno metabólico o fisiológico. Sin embargo, es importante conocer con precisión qué pigmento utiliza la especie en cuestión para interpretar correctamente estas modificaciones.
Sí, la estructura química de un pigmento sanguíneo influye directamente en su afinidad y capacidad para fijar y transportar oxígeno. Por ejemplo, la hemocianina en ciertos moluscos o crustáceos es efectiva a bajas temperaturas o en ambientes pobres en oxígeno, lo que constituye una ventaja adaptativa importante.
¡Absolutamente! Algunas especies, como ciertos gusanos marinos o invertebrados acuáticos muy pequeños, no utilizan en absoluto pigmento respiratorio. Su oxígeno se difunde directamente a través de su piel o membrana celular, por lo que no necesitan en absoluto un pigmento sanguíneo coloreado para circular y fijar el oxígeno.
En efecto, la saturación de oxígeno puede cambiar la apariencia de la sangre en algunos invertebrados. Por ejemplo, la hemocianina le da a la sangre un color azul brillante cuando está oxigenada, mientras que el color se vuelve más incoloro o ligeramente grisáceo cuando está desoxigenada.
El color de la sangre depende del pigmento respiratorio que se encarga del transporte de oxígeno. En los humanos, la hemoglobina a base de hierro le da un color rojo. En muchos invertebrados, otras moléculas como la hemocianina, basada en cobre (sangre azul), o la clorocruorina (sangre verdosa) cumplen esta función, lo que da lugar a colores variados.
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